Work-Life Blend

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Valentin V​idela



En muchas oficinas seguimos escuchando la frase “yo no vengo al trabajo a hacer amigos”. La evidencia lamentablemente los desacredita…, la gente no hace solo amigos en el trabajo, sino que cerca del 50% de las parejas se forman en el ambiente laboral (compañeros, proveedores, clientes, etc.)

Esa falsa expectativa de intentar trazar una línea entre mi trabajo y mi vida personal es una falacia. El trabajo es una parte esencial de la vida, pretender diseccionarla como si fuesen carpetas de Windows es una utopía. Las emociones que produce mi trabajo (las buenas y las malas) se van conmigo a casa, y las emociones de casa, llegan conmigo al trabajo.

Aquellos que tienen hijos reciben la queja de “no quiero ir mas al colegio”. Siguiendo el razonamiento de los adultos, lo que en el fondo están reclamando los niños sería un “Study-life balance” (balance de estudio y vida). Como buenos padres daríamos la respuesta de manual; le diríamos que estudiar es parte de su vida, que es un camino con cosas que pueden gustar y otras que no, que también es un espacio para generar vínculos que probablemente duren toda la vida, etc. etc. Es interesante pensar que probablemente ningún chico se atrevería a decir que “no va al colegio a hacer amigos, que solo va a estudiar”.

El termino Work-life balance (Balance de vida y trabajo) es irreal, parece que el “work” no es parte de la “life”, parecería que una cosa es trabajar y que otra es la vida. Aquellos que realmente se apasionan por lo que hacen, posicionan a su trabajo como un valor central de sus vidas.

Tenemos que entender que la vida es una, y que durante la “life” hay espacios de trabajo, espacios de desarrollo personal y de ocio. Entonces no se trata de contemplar la vida como aquel espacio donde no se trabaja, sino de resignificar el rol que ocupa el trabajo en mi “life”.

Muchos de nosotros hemos esperado que sean las empresas las que resuelvan el lugar que ocupa el trabajo en nuestras vidas. Esperamos beneficios como los viernes cortos o vacaciones extras para sentir que tenemos un mejor balance.

La cuestión de fondo es que muchos de nosotros no tenemos en claro el rol que representa el trabajo en nuestras vidas, y nos entregamos a que la empresa lo planifique por nosotros, y por consecuencia, poniendo la calidad de nuestras vidas sus manos.

Todas las empresas, incluso las que tienen las mejores intenciones respecto a sus empleados, están diseñadas para obtener el máximo rendimiento de sus recursos, y eso es correcto. Por eso, cuando encontramos empresas que ofrecen ir a trabajar con tu mascota, cuando te dan toda la comida que quieras, cuando te dejan jugar a la playstation, o incluso te dan masajes, están pensando en cómo lograr que pases más tiempo trabajando en tu mejor versión posible.

En el péndulo de nuestra necesidad de encontrar ese balance encontramos momentos en el que nos convencemos de que toda esta entrega de nuestra vida al trabajo vale la pena para tener una jubilación “feliz”, y en el otro extremo encontramos a aquellos que pretenden no ceder en nada y tener un cronometrado balance en cada uno de sus días.

Para encontrar el balance hay que hacerlo de una manera balanceada. Hallar la dimensión e intensidad del lugar que queremos que el trabajo ocupe en nuestras vidas es un camino de aprendizaje, condicionados por necesidades económicas e influenciada por el paradigma del éxito social.

No se trata de hacer cambios dramáticos en nuestras vidas, sino de hacer pequeñas inversiones de calidad en los espacios correctos para lograr una verdadera transformación.

La coyuntura de esta cuarentena pone en evidencia que la vida es una, muchos de nosotros estamos trabajando desde casa y encontrar los momentos para diferenciar el trabajo de nuestra “vida” es prácticamente imposible. Esta realidad posiciona al trabajo y a la vida en un “Blend” (mezcla), los chicos aparecen de fondo en las video llamadas, hacemos el pedido de supermercado mientras armamos un informe y nuestras parejas nos escuchan trabajar, y opinan.

En definitiva, este aislamiento físico nos enseña que la vida y el trabajo son un “blend” que no se pueden separar, pero también es un momento para aprender porque nos desafía a elegir las proporciones de cada ingrediente.

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