Dos más dos nos da una letra

Blog anterior

Valentin Videla


Dos noticias publicadas durante esta semana me hicieron revisar la manera en que operamos.

El «Our World in Data» consideró que la Argentina carece de la calidad suficiente en los informes referidos a contagios, y por esta razón, quitaron a la Argentina del registro mundial de casos de Covid.

Asimismo, durante la misma semana, la multinacional Danone, informó que pondría en «revisión» su negocio en Argentina, y que también la filial local sería reportada fuera del balance en su informe trimestral debido a la distorsión que genera en sus cifras en función a la inflación, tipo de cambio paralelo, etc. (básicamente no saben explicar lo que sucede en este país)

Los argentinos siempre nos consideramos, «distintos» y «únicos» a partir de un ADN que autodefinimos como sofisticado, y que pocos pueden entender. Bueno, justamente eso es lo que nos está pasando, nadie nos entiende, no podemos explicar lo que hacemos, y cuando lo queremos hacer, recurrimos a recursos literarios, de profunda prosa que solo intentan argumentar, justificar y enmascarar.

Duele tomar consciencia que siempre tomamos protagonismo a partir de algo que no se entiende: el uno a uno, el corralito, el INDEC de los 2000.

Abusamos de esa habilidad de «piolismo» donde nos regodeamos de salir de situaciones en las cuales los inteligentes nunca se hubiesen metido. Estas dinámicas las vemos claramente reflejadas en las horas y horas de discusiones de panelistas en TV. Ocupan las principales franjas horarias y se han transformado en coliseos de batallas argumentales sin que a nadie se le caiga ni un solo dato. Y esto no queda acá, importantes diarios levantan en sus sitios las discusiones que han sucedido el día anterior entre panelistas de izquierda y derecha en las que al leerlas solo llama la atención la creatividad de la chicana.

Los pocos que tienen el ADN alterado (o son extranjeros) y dan un dato, son tildados de fríos y calculadores, de que no tienen sangre, que son pechos fríos, y que no tienen ideales. Lo que sucede es que nuestro ADN tanguero necesita ponerles letra y melodía a los números para que «tengan sentido».

En fin, cuando dos más dos te da una letra hay algo que va a ser difícil digerir para el sentido común del resto del mundo, y ahí nos encontramos con dos opciones; podemos optar por decir que es cuatro o despreciarlos por no comprender el arte de ser argentino.

Dos noticias publicadas durante esta semana me hicieron revisar la manera en que operamos.

El «Our World in Data» consideró que la Argentina carece de la calidad suficiente en los informes referidos a contagios, y por esta razón, quitaron a la Argentina del registro mundial de casos de Covid.

Asimismo, durante la misma semana, la multinacional Danone, informó que pondría en «revisión» su negocio en Argentina, y que también la filial local sería reportada fuera del balance en su informe trimestral debido a la distorsión que genera en sus cifras en función a la inflación, tipo de cambio paralelo, etc. (básicamente no saben explicar lo que sucede en este país)

Los argentinos siempre nos consideramos, «distintos» y «únicos» a partir de un ADN que autodefinimos como sofisticado, y que pocos pueden entender. Bueno, justamente eso es lo que nos está pasando, nadie nos entiende, no podemos explicar lo que hacemos, y cuando lo queremos hacer, recurrimos a recursos literarios, de profunda prosa que solo intentan argumentar, justificar y enmascarar.

Duele tomar consciencia que siempre tomamos protagonismo a partir de algo que no se entiende: el uno a uno, el corralito, el INDEC de los 2000.

Abusamos de esa habilidad de «piolismo» donde nos regodeamos de salir de situaciones en las cuales los inteligentes nunca se hubiesen metido. Estas dinámicas las vemos claramente reflejadas en las horas y horas de discusiones de panelistas en TV. Ocupan las principales franjas horarias y se han transformado en coliseos de batallas argumentales sin que a nadie se le caiga ni un solo dato. Y esto no queda acá, importantes diarios levantan en sus sitios las discusiones que han sucedido el día anterior entre panelistas de izquierda y derecha en las que al leerlas solo llama la atención la creatividad de la chicana.

Los pocos que tienen el ADN alterado (o son extranjeros) y dan un dato, son tildados de fríos y calculadores, de que no tienen sangre, que son pechos fríos, y que no tienen ideales. Lo que sucede es que nuestro ADN tanguero necesita ponerles letra y melodía a los números para que «tengan sentido».

En fin, cuando dos más dos te da una letra hay algo que va a ser difícil digerir para el sentido común del resto del mundo, y ahí nos encontramos con dos opciones; podemos optar por decir que es cuatro o despreciarlos por no comprender el arte de ser argentino.

Identificarse dejar un comentario
¡Quiero un jefe que sea como Netflix!
Blog anterior